TODO SOBRE EL ESTRENO DE LA PIEZA MÁS ALLA DEL POLVO



A propósito de los estrenos recientes de Acosta Danza y Danza Contemporánea de Cuba
Mucho ruido y pocas nueces
Por Lázaro Benítez Díaz

Los pasados días 9, 10 y 11 el público capitalino se debatió entre dos grandes salas; la García Lorca del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso y la Avellaneda del Teatro Nacional. Una fuerte promoción convocó a todos los seguidores de Danza Contemporánea de Cuba y Acosta Danza a disfrutar de atractivos programas. Cada compañía con estrenos. ¿Qué sucedió en estas presentaciones? ¿Por dónde transitan los contextos de estas puestas?
Por lo general escribo luego de ver un par de funciones de la temporada, esta vez la apretada agenda de presentaciones no dejó otra alternativa que escribir luego de una función. En este comentario no pretendo analizar el trabajo de los bailarines porque queda demostrado que en nuestro país la formación danzaria posee sus honores, ambas compañías son ejemplos del fuerte trabajo que se realiza para enfatizar el buen desempeño de sus intérpretes. Prefiero referirme a la escritura coreográfica, que en Cuba continúa siendo un tema recurrente y problemático.
La compañía Acosta Danza inició sus estrenos con la esperada pieza de Sidi Larbi Cherkaoui, uno de los creadores más interesantes en el panorama danzario mundial. Según Cherkaoui, en la pieza Mermaid continúa la exploración acerca de las figuras mitológicas, búsqueda comenzada con la obra Fauno [1].  En esta pieza el dúo es la base melódica, dónde se afina y desafina. Se puede disfrutar del gusto por lo bello, imágenes logradas, gama de colores y la relación armónica que crean los intérpretes con la música. Mermaid es más mujer que sirena; más ebria de goce y placer que inexperta caminante. Un dúo donde Carlos Acosta atrapa, mueve, persigue el cuerpo dúctil y ligero de Martha Ortega y también deja escapar algunos saltos y giros para el público que lo sigue.
A los que conocen la figura de Valsav Nijinsky poco debo argumentarles, para los que no, diría que Nijinsky es ritualidad, virtuosismo, frescura, osadía, ruptura e inconformidad. El salto de Nijinsky, pieza de la coreógrafa María Rovira, es una reconstrucción de la gestualidad característica del revolucionario de los Ballets Rusos, está lleno de seriedad, contención, poco semejante a la personalidad de Nijinsky. Luego de algunos minutos se siente la necesidad de una ruptura, un cambio en la dinámica, en las composiciones, un salto capaz de transformar todo.
Impronta es la marca de una cultura mixta, multiétnica, pero con muy buen gusto plástico. Este solo danzario, también compuesto por la autoría de María Rovira e interpretado por Zeleidy Crespo, conjuga la buena interpretación con dinámicos juegos de desplazamientos e imágenes que se detienen y danzan a diferentes tempos. Zeleidy aprovecha el espacio, la sala se hace pequeña, ella se expande y contrae, al fondo se escucha una suerte de música para Yemayá, la dueña de los mares. Las luces son remolinos, el vestido una manta que atrapa a toda la sala. La pieza no se complejiza con una historia o códigos inexplicables, es una estructura donde la bailarina juega a danzar sobre la partitura creada por María Rovira.
Para finalizar el programa, Rooster. Con esta pieza volvemos a los años 60 y 70 del pasado siglo. Muestra las fiestas entre jóvenes que ahora ostentan los 60 o 70 años de edad, junto a una variación de pistas musicales que se unen y los intérpretes representan. Rooster es la idea de traer a nuestro tiempo aquellas formas, gestualidades, amaneramientos y vestuarios en un vals rocanroleado.
Por su parte Danza Contemporánea de Cuba inició el año con la creación de Miguel Altunaga. Intérprete formado dentro de esta agrupación que hace diez años forma parte del catálogo de bailarines de la compañía británica Rambert. Su calidad como intérprete ha sido reconocida en varias ocasiones por la crítica inglesa.
Más allá del polvo es la primera obra de larga duración que crea en Cuba. Esboza una realidad que ve de lejos. Altunaga nos dice: “no ha sido fácil, nadie dijo que fuera fácil”. La pieza habla sobre la resistencia, el aguante, la lucha de un grupo de bailarines que habitan en un espacio determinado. Transformados en guerreros galácticos, mambises, cubanos y la pieza se mueve entre un espacio ficcional y el hoy. Luego, transita a lo carnavalesco, popular, rítmico, ese mundo que también compone a su clase de ballet, su compañía, su país.
Aunque la obra muestra algunas fisuras como su la larga duración, su afán por presentar varios fenómenos sin un objetivo concreto y la escritura coreográfica se deja llevar por el movimiento y se diluye la idea mediante la reiteración de los mismos códigos; no deja de ser una obra que avisa al espectador de una realidad en la cual estamos inmersos y cuyas problemáticas a veces no distinguimos o preferimos olvidar que existen.
Propone pensar, traducir todo un panorama de movimientos, cuestionarse, encontrarnos. Más allá del polvo habla de un contexto cubano, de nosotros, de la historia de alguien que ve la continuidad de un país desde lejos. Su discurso en ocasiones mira a la mujer, de ahí que la voz femenina tenga su fuerte impronta en la puesta. Miguel Altunaga habla de su madre y de su abuela como sus heroínas, mujeres que cobran vida en escena a través de la bailarina Penélope Morejón.
Mermaid, El salto de Nijinsky, Impronta, Rooster, Más allá del polvo, permiten valorar de alguna manera por dónde está transitando la danza cubana. Unos prefieren lo estilizado, bello, lírico, otros la exposición del contexto, la problemática social. Unos se construyen como seres políticos y otros como pintores de un cuadro romántico. Así se debate el contexto danzario cubano hoy. Sólo queda que el espectador escoja qué camino desea tomar y validar o no cada hecho con su presencia en las salas.
Aún tengo deseos de saborear una danza contemporánea otra, opuesta a las mismas estructuras que le han sido aplicadas a nivel mundial y que aún reproducimos acríticamente, opuesta al academicismo y la falta de riesgo que seguimos viendo en nuestra escena. Hasta aquí la provocación que invita a discutir públicamente el asunto. He aquí mi mayor deseo.
[1] Tomado de las notas al programa


MÁS ALLÁ DEL POLVO, ME MUERO POR TU AMOR
Por Marilyn Garbey
Tras la noticia de que Miguel Altunaga regresaba a los salones de Danza Contemporánea de Cuba se multiplicaron las expectativas. Aquel mulato de dreadlocks largos que ponía al público de pie cuando salía al centro del círculo en Compás, volvía en el rol de coreógrafo. Más allá del polvo es el título de la pieza que ha regalado a la compañía donde se formó.
Uno de los valores de la obra es su diálogo directo con los contextos, y cuando digo directo no aludo a obviedades en el montaje ni refiero la archiconocida interacción entre arte y sociedad. Subrayo las posibilidades de la danza para compartir reflexiones sobre el mundo en que vivimos; es exigencia que hago siempre a la que se crea en Cuba, que a ratos parece muy alejada de las circunstancias en que nace.
Más allá del polvo reúne en escena a 20 bailarines, mujeres y hombres, blancos, negros y mulatos, entrenados a diario rigurosamente, que laboraron de lunes a sábado de forma intensa porque preparaban el estreno de esta temporada, al tiempo que ensayaban otras piezas de su repertorio. Quienes conozcan de las intimidades de una compañía de danza saben que esa debiera ser la rutina, pero no siempre es la realidad. Basta asistir a los teatros para darse cuenta de que los niveles de exigencia creadora van a la merma.
Podría leerse la coreografía como un viaje a la semilla. Altunaga vuelve a la isla que lo vio nacer, a la compañía donde se formó y de la cual fue primer bailarín, en la que trabajó con coreógrafos de diversas tendencias. Se fue a Londres cargando el peso de esta isla y ahora retorna convertido en bailarín de la Rambert Dance, antigua y prestigiosa agrupación, en la cual ha interpretado roles que le han valido ser nominado en tres ocasiones a los exigentes Premios del Círculo de la Crítica, de gran prestigio en Gran Bretaña. Me atrevería a afirmar que es el bailarín cubano de danza contemporánea más reconocido más allá de nuestras fronteras. Con esa otra carga vital volvió.
De lo más interesante de la pieza es apreciar el diálogo entre la escuela cubana de danza moderna y las tradiciones danzarias europeas que el coreógrafo ha incorporado a su archivo como creador. La fisicalidad de los bailarines lo sedujo y por eso les exigió ponerla en escena como fundamento de la obra; pero hay que decir que supo matizar los impulsos físicos y graduar la intensidad de sus energías y les exigió comprendieran las ideas que quería compartir con ellos y con los espectadores. De ahí que se percibieran con nitidez las cualidades interpretativas de cada uno.
Cómo se piensa Cuba desde otros contextos, cuáles son los estereotipos de la cubanidad, cómo somos los cubanos y cubanas, cómo se insertan en otras geografías. De frustraciones, tristezas y decepciones se habla; de optimismo y de necesidad de seguir adelante, pase lo que pase, también.
La coreografía nace en un mundo globalizado en el que las comunicaciones fluyen a la velocidad del rayo, de brexit en Gran Bretaña y de elecciones en Cuba con relevo generacional incluido, con una ola de rechazo a los inmigrantes, con amenaza de guerra mundial latente, donde nos quieren convencer de que no hay alternativas viables al imperio del capital financiero.
“Aquí el que baila, gana”. El tema de Los Van Van, tan popular en los 80 del siglo XX, es el pretexto para acercarse a la cotidianidad cubana, que ya se sabe no es nada fácil pero es estímulo para no rendirse y perseverar en el camino de alcanzar la plenitud como ser humano. Esa zona de la coreografía provoca fuertes emociones, sobre todo porque la invocación viene de los más jóvenes.
Miguel Altunaga salió una vez de la zona de confort y se fue a vivir a otra ciudad, alejado del calor tropical y de su familia; tuvo que entender otras formas de moverse como bailarín y utilizar otro idioma para comunicarse. Ahora vuelve a poner en riesgo lo vivido y lo aprendido para hacer esta coreografía, empeñado en reconocer la impronta de las mujeres en la sociedad, en momentos en que se batalla por cambiar las relaciones de poder que las someten a reglas denigrantes para su integridad física y espiritual.
Estructurada como una clase, en la cual interactúan el individuo y el coro, donde se exige constancia para repetir el ejercicio hasta alcanzar la perfección, y en la cual es posible romper la rutina con un chiste, la coreografía volverá a los escenarios para pulirse ante el público. En esta temporada, la del estreno, logró conectarse emocionalmente con los espectadores, y al menos a mí, me puso a pensar en las posibilidades de la danza para indagar en nuestra realidad.
Tomado de:http://www.lajiribilla.cu/articulo/mas-alla-del-polvo-me-muero-por-tu-amor


ENTREVISTA AL JOVEN COREÓGRAFO CUBANO, RADICADO EN LONDRES
MIGUEL ALTUNAGA: “MI ABUELA Y MI MADRE HAN SIDO MIS HEROÍNAS”
Por Lázaro Benítez Díaz y Thaís Gárciga

Vuelve Miguel Altunaga a La Habana, su ciudad natal; retorna a Danza Contemporánea de Cuba, su casa, y a la escena nacional tras un decenio alejado, pero no ausente del panorama danzario. Regresa en un momento interesante para la compañía. Para finalizar el año pasado se cumplió el sueño de presentar la obra Carmina Burana en Cuba. Hoy se puede advertir un grupo de preocupaciones en las creaciones danzarias cubanas muy conectadas con la generación de este tiempo.
Más allá del polvo se titula la pieza con la que el bailarín y coreógrafo cumple el sueño de montar una obra de gran formato —20 bailarines— con la compañía que lo formó, Danza Contemporánea de Cuba (DCC). Altunaga ha sido nominado tres veces en diez años a mejor bailarín moderno y/o contemporáneo por el Círculo de Críticos Británicos, desde que se uniera al Rambert Dance, emblemática compañía de ese país.
Próximo a estrenar esta pieza (9, 10 y 11 de febrero en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso), el exprimer bailarín de DCC conversa sobre su carrera profesional —todavía como bailarín en activo a sus 34 años—, sus pasiones y expectativas. Más allá del polvo transita desde su experiencia como emigrante en un viaje de remembranzas, pero también con dosis de humor. Un viaje que conecta con la memoria afectiva y es, asimismo, “un homenaje a las mujeres luchadoras”, como las de su propia familia.
¿Cómo manejas esta propuesta que traes ahora?
Después de un tiempo de negociaciones entre el Rambert y Danza Contemporánea finalmente se logra el sueño que siempre he tenido: montar mi primera coreografía en formato grande con DCC, la compañía donde empecé como profesional.
Es una propuesta que he venido pensando desde hace tiempo. Quería trabajar algo que tocara mis raíces, mi cultura, a mi familia, a mi pueblo, desde lejos, desde mi punto de vista, mis experiencias. No es lo mismo ver tu país de cerca que a la distancia, qué es lo que se dice de Cuba en las noticias, cuáles son los clichés de los cubanos, sus características.
La obra está armada con pedazos de recuerdos desde la nostalgia, la lejanía, el espíritu de lucha, de aguante, pero igualmente con sentido del humor; por supuesto, de una manera abstracta porque con el movimiento no puedes expresarlo todo de manera literal y tampoco quiero que sea así.
Busco que el público conecte con esta atmósfera que se crea en la obra, con sus recuerdos, su vida, y que le guste esta propuesta.
¿Cómo traduces esa añoranza, el prisma por el cual ves la sociedad cubana, este “aguante” del que hablas?
Lo trato de una manera irónica también, con sátira. La obra tiene mucha fisicalidad porque los cubanos son muy físicos en la manera en que se manifiestan, en su forma de caminar, hay mucha energía, fervor, positivismo en el sentido de que la vida va a ir a mejor. La obra muestra, por otro lado, decepción y tristeza. Tiene elementos de la propia sociedad: políticos, sociales, maternales, familiares, de la historia, del momento actual. Ahora que está terminada veo mucho de lo que soy en ella.
¿Qué buscaste en los bailarines una vez que decidiste construir esta poética?
Primeramente estaba buscando personalidad, individualidades, personas que se vieran maduras en el escenario. Me interesa el artista que ponga en el escenario una parte de su individualidad y su autenticidad. Buscaba algo especial, la energía que desprenden, personas que pudieran darme momentos brillantes en instantes determinados en la coreografía. Mi trabajo fue colocar a cada uno en el lugar donde yo creía que podían demostrar lo que valen como artistas en la obra.
La obra recae fundamentalmente en los bailarines Penélope Morejón y Norge Cedeño. Veo a Penélope como mi alter ego femenino porque crecí mayormente rodeado de mujeres. Mi abuela y mi madre han sido mis heroínas. La pieza es un homenaje también a esas mujeres luchadoras, que batallan por sus hijos, que hacen todo lo posible para que sus hijos crezcan sanamente, estudien y sean exitosos.
¿Cómo llega el nombre de la obra?
Eso se lo dejo al público. Más allá del polvo puede ser más allá del pasado, de lo que dejé, de tu historia personal en un lugar; pero también más allá de las barreras, de cómo tú cambias de acuerdo a la realidad que vives, de cómo utilizas la imaginación para sobrevivir y creer que todo está bien, por eso se dice: “qué importa la realidad cuando la imaginación es más poderosa”.
Es un título muy poético, y de cierta manera es la contraposición de la realidad de esa Cuba que ves desde lejos. Hay un grupo de códigos que utilizas, como las máscaras blancas que usan los bailarines…
Es una ficción. Imagino a estas personas como guerreros, unos mambises del futuro, rebeldes del cambio, personas que luchan para romper los esquemas y crear algo más esperanzador. El maquillaje y el diseño de vestuario les aportan un aspecto futurista, de unión y fuerza, es un uniforme que los une, y en conjunto lo encuentro poderoso.
Intento trabajar mucho en la calidad de movimiento, es muy específico lo que tienen que ejecutar. Mezcla lo más contemporáneo rozando con lo teatral hasta elementos muy físicos, que requieren precisión, de conteo, uniformidad en el escenario, diseño especial.
Hay una frase verbal que se reitera.
Esa repetición alude a la rutina que te aburre, a las cosas que no avanzan, que no cambian. Uno trabaja duro, se esfuerza y aun así se puede sentir estancado, entonces se pregunta por qué no llega el cambio. Se trata de la agonía, de ese dolor que experimentas durante el recorrido para poder ver el resultado finalmente.
Vamos a hacer un salto para que nos actualices de tu carrera actual.
Llevo 10 años en Inglaterra. Fue una ruptura que sucedió muy rápido, pero cuando llegué tomó tiempo adaptarme a nuevos lenguajes, estilos, coreógrafos, sistema social, fue muy abrumador.
Estuve un periodo alejado de Danza Contemporánea, saturado de muchas cosas. No sentía la necesidad de conectar con Cuba hasta que empecé a adaptarme y todo comenzó a fluir mucho mejor tanto en Rambert como con Danza Contemporánea. Después de cinco años en Inglaterra, Danza Contemporánea y yo decidimos restablecer la conexión para realizar proyectos.
Como bailarín en Rambert he hecho una carrera extensa, todavía sigo como bailarín activo. De hecho, cuando llegue tengo que incorporarme a giras, a la temporada de invierno. En este largo viaje de diez años me han nominado tres veces a mejor bailarín contemporáneo en el Reino Unido por la crítica británica. Es algo que me estimula porque te das cuenta que reconocen el trabajo de uno, que lo estás haciendo bien. Me hace esforzarme y trabajar más, aunque nunca me confío mucho, siempre me exijo, trato de ponerme en una situación incómoda para superarme y reinventarme. Creo que he tenido una carrera linda, estoy orgulloso de ella, pero siempre intento superarme.
Acabas de mencionar una palabra que está muy relacionada con la memoria: viaje. Te has enfrentado a un viaje cargado de memorias cognoscitiva y corporal.
Me queda la satisfacción de que he dado todo de mí en cada momento. He intentado aprender de lo bueno y de lo malo. Me queda el orgullo de inspirar a las nuevas generaciones, de compartir mis conocimientos y herramientas creativas con los bailarines de danza contemporánea, con artistas cubanos y extranjeros. Cuando miro atrás, he sido una persona apasionada por la danza, no ha habido momento en que me faltaran las ganas de bailar. Me alegra que el público cubano y las nuevas generaciones todavía se acuerden de mí, es algo muy lindo.
Luego de estas semanas de trabajo, ¿te queda alguna preocupación?
La única preocupación es que no voy a estar aquí para los ensayos técnicos en la sala García Lorca, pero confío plenamente en el staff de Danza Contemporánea, en la directiva y en los bailarines.
Tomado de: http://www.lajiribilla.cu/articulo/miguel-altunaga-mi-abuela-y-mi-madre-han-sido-mis-heroinas


MÁS ALLÁ DEL POLVO… LA VUELTA A CASA DE ALTUNAGA
Por Amelia Duarte de la Rosa

Del 9 al 11 Danza Contemporánea de Cuba (DCC) vuelve a la escena del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso con el estreno de la pieza Más allá del polvo, del cubano Miguel Altunaga
Por Amelia Duarte de la Rosa / Foto Adolfo Izquierdo
El segundo fin de semana de febrero estará privilegiado por la danza. Del 9 al 11 Danza Contemporánea de Cuba (DCC) vuelve a la escena del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso con el estreno de la pieza Más allá del polvo, del cubano Miguel Altunaga.
Luego de haber integrado durante seis años las filas de DCC como primer bailarín, Altunaga regresa a los salones del elenco danzario, pero esta vez como coreógrafo. El joven de 34 años, quien desde hace una década forma parte de la compañía británica Rambert, es el bailarín cubano de danza contemporánea más reconocido en el Reino Unido.
Nominado en tres ocasiones (2014, 2016 y 2017) por el Círculo Nacional de Críticos del Reino Unido a la Mejor Interpretación Masculina, el bailarín ha asumido obras de importantes creadores internacionales y ha coreografiado piezas para la Escuela Nacional de Ballet de Cuba, Carlos Acosta, el propio Rambert, y las bandas Simply Red y The Zutons.
Sin embargo, Más allá del polvo es la primera creación de gran formato de Altunaga –unos 20 bailarines en escena– para la tropa danzaria que lo vio nacer como artista.
Luego de tres intensas semanas de montaje y un día antes de regresar para la gira de invierno de la compañía inglesa, el artista habló con nuestro diario sobre esta nueva experiencia, en uno de los salones de DCC, en el Teatro Nacional de Cuba.
«Desde hace más de cuatro años estoy intentando montar algo o bailar en Cuba. En este caso se dio la ocasión de montar una pieza como coreógrafo y para mí es un sueño finalmente hecho realidad. Estoy aquí en la compañía que me formó, que me hizo profesional, que me enseñó los primeros pasos de cómo madurar en los grandes escenarios, ya sean internacionales o nacionales. Es una gran experiencia y me la estoy pasando muy bien con estos grandes bailarines de esta nueva generación».
¿Notas alguna diferencia entre esta generación de la compañía a la tuya?
Claro que sí y para bien. Los muchachos de ahora tienen unas habilidades increíbles. Son muy honestos, se entregan siempre, todos los días… A veces tengo que decirles que utilicen el 80 % y dejen el 20 reservado.
Es otra generación y como toda generación, siempre trae algo nuevo y fresco. Aun así, tiene que seguir trabajando, superarse, trabajar en la técnica, la interpretación…veo que prometen mucho, son muy jóvenes, es decir, que hay mucho todavía por aprender.
¿De qué trata Más allá del polvo?
Es una pieza que no tiene una historia lineal. Habla de ideas, de añoranzas, de sensibilidades, de sentido de conexión, de los demonios que tiene uno día a día y de cómo uno se levanta ante nuevos retos en la vida, de lo que yo siento como cubano… y de patriotismo. Está todo contado de una manera muy sutil.
Por otra parte, se emplea música de diversos géneros. Es como un gran popurrí. Hay música de Ernesto Lecuona, de Juan Formell y los Van Van; y música electrónica de un compositor iraní.
Hablas de lo que sientes como cubano y quisiera saber qué expectativas tienes de este reencuentro con el público.
Quiero que el público se sumerja en esta atmósfera, que conecte con su propia historia, que cada individualidad se conecte con su propia experiencia. No quiero que el público entienda solamente lo que está sucediendo, sino que sienta y se sumerja a través de la energía que la obra les da.
Llevas una década en el Rambert, ¿cuánto te ha aportado esta experiencia como bailarín?
Al principio toma un tiempo ajustarse al sistema, a la manera de pensar, a la cultura… porque todo es diferente. Con respecto al repertorio, se basa mucho en lo neoclásico, pero a veces tiene piezas de pura danza moderna o sumamente contemporánea. Hay que adaptarse a todos los estilos, lo cual te da otra disciplina e información en la manera de moverte, de ver el arte.
Ha sido una experiencia donde constantemente recibo información y que me ha engrandecido como artista. Creo que con empeño la vida del artista se hace más colorida y yo me considero un artista que hace lo que ama. Ahora mismo como bailarín tengo la pasión y hasta que la salud me lo permita voy a seguir bailando y coreografiando. Es mi manera de canalizar mi energía creativa. Fue lo que quise siempre desde un principio.
Ya que has tenido la posibilidad de bailar un repertorio tan diverso, ¿crees que los coreógrafos cubanos están conectados con las nuevas tendencias de la danza contemporánea?
Sí, lo están. Aunque es cierto que existe un problema de presupuesto y las grandes producciones cuestan, el dinero no siempre es lo primordial. Se puede hacer arte sin dinero. Me gustaría que la danza contemporánea se expandiera y más artistas internacionales colaboraran con Cuba. Pero creo que la esencia está en no perder la conexión con el país y proponer algo también que sea nuestro. Creo que los cubanos todavía tenemos cosas muy interesantes y originales que mostrarle al mundo.
A Cuba espero seguir viniendo a bailar o a montar e ir conectado con el público, cada vez más.
El programa de la temporada de DCC incluye, además del estreno de Más allá del polvo, la reposición de Equilux, de la británica Fleur Darkin. La obra fue estrenada en noviembre pasado en el teatro Mella y formó parte del proyecto Islas Creativas, que mantiene la compañía cubana con el British Council desde hace varios años.
Tomado de: Periódico Granma

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