Por
Lázaro Benítez Díaz/ Foto: Cortesía Festival Montpellier Danse
El
38º Festival Montpellier Danse acogió entre sus variadas propuestas a la
Compañía Nacional de Danza de España con un programa dedicado a William
Forsythe. El programa estuvo compuesto por tres obras de su larga y fructífera
producción. Para esta ocasión,
The Vertiginous Thrill of Exactitude, Artifact Suite y Enemy in the Faire.
Forsythe
es reconocido por su manera de componer, de asumir los lenguajes del ballet
clásicos y transformarlos con un espíritu contemporáneo, sus obras han
trascendido por el valor artístico, exploratorio y discursivo que guardan más
allá del tiempo. Toda apropiación de lenguaje conlleva un entendimiento, que va
más allá de la simple aprensión coreográfica, movimientos exactos, belleza.
The
Vertiginous Thrill of Exactitude tuvo su estreno en 1996. La obra está
compuesta para cinco intérpretes, dos hombres y tres mujeres. Las bailarinas
poseen un tutú al estilo clásico, sin ningún adorno que reafirma la división
entre la parte superior del cuerpo y sus piernas. Esta imagen permite ver la
diversidad de movimientos de la danza clásica, su lirismo, rigidez y fuerza de
una manera particular con diversos desplazamientos, cargadas y giros con música
de Franz Schubert.
Artifact
Suite es una variación de la original que se estrenó en el año 1984. Esta Suite
posee tres fragmentos del ballet original. El cuerpo de baile se transforma en
un coro dirigido por una bailarina y cada movimiento de ella es repetido por el
resto. Delante están dos parejas que danzan continuamente, sin detenerse a
ritmos diferentes y poseen un tempo más rápido que el del cuerpo de baile.
Aunque en la coreografía se diferencian las parejas del cuerpo de baile no se aprecia una jerarquía y las parejas son como una extensión del todo coral.
Por último Enemy in the figure es un juego con la
forma, el cuerpo. Los bailarines parecen danzar libres por el espacio, sin
estar conectados. Sus movimientos son frenéticos, precisos. En el momento del
solo del bailarín se sintió la ausencia de una libertad corporal, pocos eran
los momentos en los que se veía un movimiento fluido y espontáneo.
Cuando
se aprecia cualquiera de las obras de Forsythe se siente un espíritu diferente,
una manera de movimiento que está dentro de los cánones pero que a la vez se
distancia de lo habitual. Es como un fantasma que ronda los cuerpos de los
intérpretes, el espacio y todo el teatro. Sin embargo, la Compañía Nacional de Danza
de España lució su virtuosismo físico, calidades pero se sintió la necesidad del
estilo de Forsythe. Existía en la escena una especie de conformismo en los
movimientos que alejaban esas zonas de riesgos y ese decir particular de Forsythe.
El
programa con dos horas de duración era como un círculo estilístico y de
movimientos. El espectador se agota. No aparecen transiciones, todos los
movimientos parecían poseer la misma calidad. Por lo que luego de una hora ya
has visto todo.
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